
Lo que comenzó como un gesto espontáneo de Shakira terminó en una verdadera locura en Barranquilla. Cientos de fanáticos peregrinaban al pequeño rincón donde la cantante se tomó una icónica foto, pero la dueña de la casa donde se encontraba el famoso bordillo decidió acabar con la fiebre: mandó a tumbarlo.
Según la propietaria, muchos visitantes se negaban a pagar los 100 mil pesos que ella pedía por cada foto, y algunos incluso llegaban en la madrugada aprovechando que ella dormía. Cansada del acoso y la invasión de su privacidad, optó por eliminar el punto de interés.
Un fenómeno inesperado
El bordillo, que antes pasaba desapercibido, se convirtió en una especie de “santuario” para los seguidores de Shakira. Sin embargo, lo que parecía un golpe de suerte para la dueña de la casa terminó siendo una pesadilla.
Con el bordillo derribado, la multitud de curiosos ha desaparecido, dejando solo un recuerdo en las redes sociales.
📌 ¿Crees que la dueña tomó la mejor decisión o pudo haber aprovechado el fenómeno? Déjanos tu opinión en los comentarios.