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Horrores en el centro de exterminio de cartel mexicano: “la cantidad de personas calcinadas es incalculable”

Los descubrimientos incluyen una pila de zapatos y pertenencias que han identificado las familias de los desaparecidos. | Foto: afp

Tres crematorios, cráneos calcinados, fosas, cientos de zapatos y cartas de despedida fueron algunos de los aterradores hallazgos en un rancho de Jalisco. Un campo de exterminio en el siglo XXI.

En México, por años, los crímenes más letales no han ocurrido en las sombras del país, en lugares desconocidos e inaccesibles para las autoridades y los ciudadanos. Se llevan a cabo en el centro del país, a plena luz. Recientemente, un grupo de familias de Jalisco, que buscaban a personas cercanas desaparecidas, El descubrimiento tuvo lugar en Teuchitlán, un pueblo que está a menos de una hora de Guadalajara. En el rancho, que cuenta con un poco más de media hectárea, los buscadores encontraron restos de cuerpos, cientos de zapatillas y elementos personales que registran la cantidad de personas que pasaron por allí, y crematorios en los cuales “hacíamos una cama de piedra, echábamos gasolina y quemábamos los cuerpos ahí. El horno se usaba varias veces antes de taparlo”, según dijo un sobreviviente al medio Aristegui Noticias.

El rancho tiene menos de una hectárea de tamaño y está ubicado a una hora de Guadalajara. | Foto: FOTOs: afp

El pasado septiembre, las autoridades locales habían inspeccionado el lugar, donde detuvieron a diez personas y liberaron a dos que estaban reclutadas. En ese mismo momento, evidenciaron la cruda imagen: un cuerpo sin vida, decenas de fragmentos óseos quemados, armas y casquillos de las balas. Pese a que encontraron allí el campo de entrenamiento de reclutas del grupo armado Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), la investigación fue abandonada y quedó a medio camino.

Fue hasta ahora que el rancho, conocido como La Estanzuela o Izaguirre, ha resonado públicamente. La semana pasada, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, luego de recibir diferentes llamadas anónimas, llegó al lugar y, sin mucho esfuerzo, se topó con las pruebas irrefutables de un infierno. “Se iban unos, llegaban otros. La cantidad de personas calcinadas es incalculable”, afirmó Indira Navarro, líder del colectivo, a medios de comunicación.

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